El Dinamo de Kiev, rival del Rennes el jueves en Europa League, está obligado a jugar fuera de su estadio todos sus partidos europeos debido a la guerra que asola Ucrania, una carga muy pesada por los continuos desplazamientos y la falta de apoyo de sus aficionados.

Después de dos partidos en el grupo B de Europa League, el club ucraniano más laureado ocupa actualmente la última posición, sin haber logrado ni un solo punto.

Si la derrota concedida en el último minuto (1-2) contra el Fenerbahçe en Estambul el mes pasado no fue una sorpresa, el revés sufrido una semana más tarde en Polonia (0-1) contra un adversario chipriota más modesto, el AEK Larnaca, sorprendió.

Solo unos pocos miles de espectadores asistieron al encuentro en Cracovia en un estado con una capacidad de 15.000 localidades, y los jugadores del Dinamo tuvieron que viajar durante horas desde Ucrania para llegar al lugar del partido.

"Físicamente es difícil, porque estamos constantemente desplazándonos, en autobús y luego en avión. Además, debemos volver siempre a Ucrania para jugar aquí el campeonato", declaró a la AFP Oleksandr Karavayev, centrocampista del Dinamo en Vynnyky, cerca de Leópolis, en el oeste de Ucrania, donde el equipo se entrena. 

- "Constantemente en movimiento" -

El pasado fin de semana, después de las sesiones de entrenamiento en su campamento base, el equipo hizo un complicado trayecto en autobús para legar a la región vecina de Transcarpacia para un partido de campeonato ganado contra el FC Mynai (1-0). La odisea continúa, ya que ahora debe realizar otro largo trayecto para tomar el vuelo hacia Francia, para enfrentarse al Rennes en Europa League el jueves.

Estos agotadores desplazamientos son ya una rutina para el Dinamo desde que el espacio aéreo ucraniano se cerró después de la invasión rusa, el pasado 24 de febrero. "Es agotador. Utilizamos todos los tipos de recuperación posibles", detalla Karavayev.

"Viajamos mucho más ahora y es mucho más cansado. Ya no estamos basados en un solo lugar sino constantemente en movimiento", continúa su compañero Vladyslav Kabayev.

Los jugadores del Dínamo se quejan además del poco apoyo con el que cuentan desde que juegan en Polonia, incluso si admiten que la situación está agravada por la guerra. También está prohibido que los hombres en edad de servir al ejército abandonen Ucrania, por lo que en las gradas del estadio de Cracovia hay en su mayoría mujeres y niños.

"Entendemos que por la situación actual mucha gente no tiene humor para ir al fútbol", destaca Karavayev. "Pero debemos jugar si tenemos la ocasión".

- Solamente noveno -

Kabayev opina parecido: "No tenemos la impresión de jugar como locales cuando jugamos en Polonia", dice. "Agradecemos a los fans que vengan pero sería mucho mejor y más agradable jugar en Kiev", añade.

Además de la ausencia de sus aficionados al estadio, los jugadores del Dinamo lamentan la larga separación de sus familiares. "Es difícil psicológicamente. Nuestras familias no están aquí. Pasamos muy poco tiempo juntos", confiesa Kabayev, de 27 años.

El campeonato de primera división, suspendido después del inicio de la guerra, retomó la actividad en Ucrania en agosto. Pero el Dinamo, que partía como favorito de la liga ucraniana, ocupa por el momento la novena posición, con seis puntos en cuatro partidos. Sin embargo y pese a lo complicado de la situación, los jugadores estiman que todo depende de ellos.

"Nosotros jugamos y mostramos que somos un club ucraniano, que somos fuertes y que nada podrá quebrarnos", afirma Karavayev.

"La guerra pone mucha presión sobre los jugadores de fútbol y sobre nuestras familias. Por supuesto, es muy difícil para nosotros", reconoce su compañero de equipo Kabayev. Pero espera que el parón internacional, dedicado a los partidos de selección que acaba de terminar, beneficie a los suyos. "Nos hemos entrenado mucho y estamos convencidos de que esta pausa de dos semanas nos beneficiará", avisa.