¿Persépolis o Esteghlal? ¿Rojos o azules? La tensión aumenta en Irán antes del derbi del miércoles entre los dos grandes clubes de Teherán, cuya rivalidad desencadena pasiones deportivas pero también políticas desde hace décadas.

El inmenso estadio Azadi, en el que juegan ambos clubes, se llenará para el 103º derbi de la historia. Este recinto puede recibir hasta 80.000 espectadores, pero serán un poco menos el miércoles debido a las obras de renovación.

"Es el partido más importante, hay un ambiente loco, increíble... La mitad de las gradas es completamente azul, la otra roja", dice Kevin Yamga, único francés que juega en Irán, que ha disputado cinco derbis desde que luce los colores del Esteghlal, por el que fichó en 2021.

Para asegurarse una entrada, los hinchas que viajan a Teherán desde muy lejos pasan la noche en los alrededores del estadio.

Este partido en la cima podría casi decidir el título porque el Esteghlal tiene tres puntos de ventaja sobre el Persépolis, vigente campeón, a diez partidos del final del campeonato.

Como es tradición, el 'surkhabi' (rojo y azul en persa) será un partido de alto riesgo en la cancha, lo que en ocasiones ha llevado a la federación a confiar el silbato a árbitros extranjeros, menos susceptibles de sucumbir a la presión.

En esta ocasión, por primera vez, una mujer formará parte del equipo arbitral de un partido masculino. Mahsa Ghorbani, de 34 años, será uno de los tres encargados de la asistencia vídeo (VAR).

Esta novedad abre una nueva etapa en la lenta apertura del fútbol a las mujeres en el país. Tras decenios de lucha para entrar a los estadios, 3.000 pudieron asistir a su primer derbi en 2023, un paso aplaudido por la FIFA.

"Las iraníes probaron que podían obtener sus derechos a pesar de la gestión patriarcal del fútbol", explica Ebrahim Afshar, uno de los periodistas deportivos más conocidos del país. "Un día, una de ellas se convertirá en árbitra principal", añadió.

Sobrevivir a la Revolución islámica

Los clubes más populares de Irán han cultivado su identidad durante décadas: Esteghlal ("Independencia" en persa) es considerado el club de la élite, cercano al poder. Está asociado a la dinastía de los Pahlavi, que reinó en Irán hasta la caída del shah en 1979, tras la Revolución islámica.

Al contrario, los Rojos de Persépolis son el club del pueblo, tras ser creado en 1967 por un campeón de boxeo.

"Pero en realidad Persépolis tenía jugadores orgullosos de ser miembros de la policía secreta del shah, mientras que algunos jugadores del Taj eran de izquierdas", explica Ebrahim Afshar.

Los dos clubes sobrevivieron a la Revolución islámica, cuyos iniciadores consideraban al fútbol como un pasatiempo promovido por el antiguo régimen para desviar la atención de la población de las "cuestiones serias".

Más de 45 años después, la política sigue siendo un pilar de la cultura de los aficionados de los dos clubes, que se acusan mutuamente de beneficiarse del apoyo económico del gobierno.

Para Kevin Yamga, esta rivalidad es comparable a la que existe entre los dos grandes de Manchester, United y City, o de Glasgow, Celtic y Rangers.

Las emociones alcanzan tal nivel que numerosas personalidades esconden sus preferencias para evitar críticas de los aficionados del equipo adverso.

En el plano deportivo, los derbis suelen acabar en empate: 49 de 102 hasta ahora, con 27 triunfos para el Persépolis y 26 para el Esteghlal.

"La historia del derbi muestra que la presión es tal que el resultado se decide a menudo en un momento del juego, un lanzamiento de dados, más que en la calidad de los equipos", explica Ebrahim Afshar.

Por lo que será poco probable que se repita el 6-0 logrado por el Persépolis en 1973, un resultado histórico del que presumen los hinchas del club con mejor palmarés de Irán.