Gustavo Poyet, seleccionador de Grecia, que recibe el martes a Francia en Atenas en la última fecha de las eliminatorias de clasificación a la Eurocopa-2024, repasa en una entrevista a la AFP su recorrido en el banquillo del combinado heleno, más de un año y medio después de su llegada.

Matemáticamente, todo está decidido en la llave B, con Francia líder y ya clasificada para el torneo continental, mientras que Grecia, tercera, deberá pasar por el repechaje en la próxima primavera europea para aspirar a disputar la fase final en Alemania (14 de junio-14 de julio).

"Este partido debe de servir de preparación siendo inteligentes", aseguró Gustavo Poyet. "Ser humilde y honesto de aceptar la realidad: Francia hoy es mucho mejor que Grecia. Eso lleva a buscar una fórmula para intentar igualar esa diferencia", explica el técnico uruguayo.

Contra los Bleus, a los que considera junto a Argentina "la mejor selección del mundo", el excentrocampista del Chelsea estará en el banquillo opuesto a Didier Deschamps, su compañero en Stamford Bridge durante la temporada 1999-200.

"Didier es un ejemplo de saber lo que tiene que hacer en cada momento, lo hacía como jugador y lo está haciendo como entrenador", admira Poyet a su rival del martes.

"Ha sabido reinventarse, fueron apareciendo figuras y los ha integrado de una manera progresiva, espectacular, casi ni te das cuenta de que son nuevos", añade.

Estrecha relación con Francia

Poyet guarda una estrecha relación con el país europeo. Con 21 años aterrizó en Grenoble, directamente desde Uruguay, en 1988.

"Muy joven, muy poca experiencia. Seis o siete meses solo. Sin familia, sin pareja, sin novia, nada. Crecí mucho como persona", recuerda.

"Fue mi primer golpe futbolístico porque no jugué bien, no rendí. Yo venía en crecimiento en Uruguay, todo era muy lindo, muy feliz y muy bonito y ¡bum! Grenoble me sentó las bases para el resto de mi carrera futbolística", analiza Poyet sobre su experiencia.

"Como no me fue tan bien, siempre quise volver a Francia", explica.

Y esa oportunidad le llegó treinta años después, como entrenador del Girondins de Burdeos, que recuerda como una "etapa extraordinaria".

La venta del club y los desacuerdos con la directiva le empujaron a salir siete meses más tarde, pero mantiene "muy buenos recuerdos" de ese período.

En febrero de 2022 se unió al banquillo de la selección griega, ausente en las competiciones internacionales desde 2014 y hundida deambulando entre la 50ª y la 60ª posición del ranking FIFA.

"Cuando llegué, teníamos tres objetivos: ganar, que volviera el aficionado griego al estadio con nosotros y clasificar a la Eurocopa-2024", describe.

"Quiero más"

Un año y medio después de su llegada, Grecia terminó primera en su grupo en Liga de Naciones, el público llena los estadios y la selección se mantiene en la lucha por clasificar a la Eurocopa-2024.

En ese contexto esperanzador, sus declaraciones pidiendo una mayor profesionalización a la Federación Griega suscitaron algunas polémicas la semana pasada.

La creación de un centro de entrenamiento para las selecciones, la puesta a disposición de los estadios del país y un mayor uso de los jugadores griegos por los clubes forman parte de sus prioridades.

"Yo no me quiero ir, quiero mejorar", aclaró sobre su futuro. 

"El debate hace mover a la gente", añadió, aclarando que su objetivo con esas declaraciones era reactivar esas mejoras para las condiciones del fútbol griego.

"Continuidad y consistencia", indicó como claves para la mejoría de la selección. "Veo que la voluntad está pero yo quiero más (...) Todo lo que pido a mis jugadores, se lo pido a la dirección", explicó.

Si bien el uruguayo se muestra optimista, Poyet es consciente de que los siguientes pasos en la progresión de la selección helena pasan imperativamente por una clasificación a la Eurocopa-2024.

Hasta entonces, Grecia tendrá la oportunidad de seguir mejorando el martes, en Atenas, contra toda una finalista del Mundial-2022.