Unos 2.300 kilómetros separan Cardiff y Kiev, pero jugadores y seguidores de la selección ucraniana cantan a una el himno nacional con la mano en el pecho antes del partido clave contra Gales para clasificarse al Mundial.

La ilusión se va convirtiendo en creciente desesperación ante cada ocasión fallada y luego en silencio con el pitido final, que certifica la derrota por 1-0 ante Gales y termina con la última esperanza del país en guerra de entrar al Mundial-2022.

Es una "fuerte decepción". "Mucha gente quería esta victoria, esta victoria era necesaria para el pueblo ucraniano", dijo Pavlo, un especialista informático de 32 años, pocos minutos después del fin del partido.

"Creo que los chicos lo han dado todo. Es mala suerte. Las estadísticas muestran que teníamos ventaja. Pero mala suerte, esto pasa", añadió.

El combinado nacional llenó de orgullo a los suyos tras ganar 3-1 a Escocia el miércoles en su primer partido competitivo tras el inicio de la invasión rusa.

Pero un lanzamiento directo del astro galés Gareth Bale, que tocó en el capitán ucraniano Andriy Yarmolenko y se introdujo en su propia portería, privó a los de amarillo y azul de un puesto en Catar.

Desde antes del partido, decenas de aficionados se habían reunido frente a grandes pantallas en los salones de pub Kutovyi de Kiev, deseando una victoria que los llevara al Mundial.

Hubiera sido solo la segunda clasificación tras la de 2006, pero también una bocanada de alegría y felicidad que tanto necesita un país devastado por la guerra.

"Para cada uno de nosotros, esto sería un apoyo moral", dijo en la media parte del encuentro Oleksiy Pavlov, comerciante de 23 años. "Sería un respaldo para las regiones que están siendo actualmente atacadas o para aquellas que están ocupadas", agregó.

"La victoria sería una inyección de moral para nuestro ejército y para todo Ucrania", dijo otro aficionado, Sergiy Palamarchuk, de 34 años.

Ubicado cerca del icónico estadio Olímpico de Kiev, el pub es uno de los lugares favoritos de la hinchada del importante club local Dinamo de Kiev, que contaba con cuatro de sus jugadores en el once inicial ucraniano.

"Los chicos lo dejaron todo en la cancha. Por supuesto, me hubiera gustado que ganaran a Gales como hicieron con Escocia antes. Pero, desafortunadamente, esto no ocurrió", dijo Igor Kobzar, de 27 años, tras el pitido final.

"La victoria hoy habría añadido mucha energía positiva. Pero los chicos lucharon, hubo muchos disparos, ocasiones de gol, así que no podemos culparles de haber hecho algo mal", añadió el ingeniero informático, con la camiseta amarilla de la selección.

"La vida continúa. Hoy tenemos batallas mucho más importantes, no en el campo de fútbol, sino en el campo de batalla. Las Fuerzas Armadas de Ucrania han dado verdaderamente ejemplo de cómo luchar en tu campo de batalla", agregó.