Raúl Baena creció en el FC Barcelona formando en la medular del juvenil con el respetado Sergio Busquets y se consagró en la élite española bajo las órdenes del argentino Mauricio Pochettino en el rival ciudadano, el Espanyol.

Pero este antiguo internacional sub-21 español saborea ahora las mieles del éxito en Hong Kong, ganando la primera liga de su palmarés y escribiendo una página en la modesta historia futbolística de este pequeño territorio.

Gracias a un imponente cabezazo suyo en el tiempo añadido, su Kitchee FC igualó el marcador ante el japonés Vissel Kobe de Andrés Iniesta (2-2), un empate que les permitió clasificarse para la fase eliminatoria de la Liga de Campeones asiática.

Dos minutos después fue expulsado, pero el trabajo estaba hecho: por primera vez, un equipo de Hong Kong competiría en las rondas finales del gran campeonato del fútbol asiático.

"Aún lo recuerdo cada día a pesar de estar de vacaciones", dice el futbolista de 33 años por teléfono a AFP desde España, donde descansa aprovechando que las competiciones en Hong Kong están suspendidas por el covid y no deben volver hasta agosto.

"Para mí, ese gol ha sido un momento muy importante. Sé lo que significa para el Kitchee, para Hong Kong. Es un gol histórico que nos ayuda a seguir creciendo, a seguir mejorando y a seguir poniendo a Hong Kong en muy buen lugar", explica.

"Lo que hemos hecho este año, hace dos años o el año pasado era impensable", insiste el centrocampista defensivo, asegurando que la gente reía el año pasado cuando él decía que el objetivo era superar la fase de grupos.

- Entrenando con mascarilla -

El logro es todavía mayor al considerar cómo ha llegado el actual campeón de la liga de Hong Kong a la fase de grupos disputada en Tailandia entre abril y mayo.

En enero, la ciudad se vio hundida en un fuerte brote de covid que paralizó las competiciones domésticas y cerró las instalaciones deportivas, incluido su modesto estadio de menos de 7.000 asientos.

Incapaces de entrenar con balón, los jugadores quedaban al principio cerca del campo con mascarilla y en grupos reducidos para hacer algún tipo de ejercicio, pero "nada que ver con fútbol", recuerda Baena.

Después, las restricciones se endurecieron y se vieron obligados a entrenar por su cuenta hasta que el club, mes y medio antes de la competición, los envió a Tailandia para "entrenar con normalidad y jugar partidos amistosos".

"Ha sido complicado física y mentalmente", asegura.

"Al final, te sacan de tu zona, de tu ámbito de trabajo. Estamos aquí para jugar al fútbol, llevamos toda la vida haciendo esto y de repente no puedes hacer nada", añade.

- "No nos podemos conformar" -

Nacido en el sur de España, Baena fue reclutado como adolescente para las categorías inferiores del FC Barcelona, donde se formaban leyendas como Lionel Messi, Cesc Fábregas o Sergio Busquets.

Pero en vez de seguir sus pasos hacia el primer equipo, el malagueño se decantó por el rival ciudadano, el Espanyol de Barcelona, donde se consolidaría en la élite bajo las órdenes de Pochettino y después del mexicano Javier Aguirre.

Pasó después por Rayo Vallecano y Granada y probó suerte en Australia y Grecia antes de recalar en diciembre de 2020 en el Kitchee, donde el uruguayo Diego Forlán marcó los últimos goles de su exitosa carrera.

"Me gustaba la idea de jugar la Champions asiática, de estar en un equipo potente de Hong Kong y luchar por ganar títulos que nunca había conseguido como profesional", explica Baena.

Con un equipo que mezcla figuras locales con futbolistas extranjeros, algunos nacionalizados que juegan con la selección de Hong Kong, Baena ya apunta al próximo reto: los octavos de final ante el Pathum United tailandés en agosto.

Llegar a las eliminatorias "es un paso muy grande, pero no nos podemos conformar", asegura.