El argentino Joaquín Correa celebra con sus compañeros Lionel Messi y Lautaro Martínez después de anotar contra Venezuela por la clasificación sudamericana al Mundial 2022 en el Estadio Olímpico de la UCV en Caracas el 2 de septiembre de 2021.

Argentina luce recargada en la ruta que lleva al Mundial de Catar-2022 al vencer a Venezuela 3-1 sin deslumbrar, pero con un Lionel Messi que se ha quitado un peso de encima y extiende la fiesta de la Copa América.

Sin brillar, la Albiceleste recuperó la mística perdida en tantos años de amargos tragos y muestra una confianza robusta al rodear a Messi de socios que hablan su mismo idioma futbolero: posesión de la pelota y hambre de gol.

El cambio de mentalidad en la Selección fue obra del entrenador Lionel Scaloni, quien llegó al puesto como un pasante, sin haber dirigido a ningún equipo y reflotó un espíritu épico que era ADN de los argentinos.

"Quiero recalcar la postura de nuestros futbolistas por ser parte. Es un plus que tenemos. Les agradezco haber venido", señala el DT.

El plantel entero dijo presente en Sudamérica para la forzosa triple fecha de la clasificatoria. Desafiaron la reticencia de clubes europeos que se sintieron perjudicados por la cuarentena del covid-19.

"Haber conseguido la Copa América no va a frenar nuestro deseo de conseguir más cosas con la camiseta de Argentina", afirma el defensa Germán Pezzella (Real Betis, España).

- A lo Maradona -

Messi, según comentó la prensa, también fue artífice en las sombras de la asistencia perfecta. "Es un gran grupo", sostiene sobre una escuadra cuya liderazgo asume como nunca antes.

El astro volvió a su amor albiceleste tras una arremolinada mudanza del FC Barcelona al Paris Saint-Germain.

Cada día se parece más a Diego Maradona como portaestandarte del equipo. Otra vivencia de tipo maradoniana del rosarino es que lo vienen moliendo a golpes de lo lindo.

En solo 25 minutos del partido Reims-PSG lo voltearon hasta cansarse. En Caracas hacían tiro al blanco.

Incluso el venezolano Luis Martínez se ganó tarjeta roja por una patada tenebrosa. "Fue directamente a quebrar a Messi", afirmó el exárbitro Javier Castrilli, famoso por aplicar a rajatabla el reglamento en la década de 1990.

El goleador histórico de la selección (76 tantos) ya no juega de solitario superhéroe como antaño. Se asocia a base de pases rasantes y cortos, paredes y triangulaciones, con Lautaro Martínez (Inter, Italia), Ángel Correa (Atlético de Madrid, España), Joaquín Correa (Lazxio, Italia), Rodrigo De Paul (Atlético de Madrid), Leandro Paredes (PSG), Giovani Lo Celso (Tottenham Hotspur, Inglaterra) y su viejo conocido Ángel Di María (PSG).

Los Correa marcaron un gol cada uno en Caracas y abrió la cuenta 'el torito' Martínez. Las jugadas nacieron de combinaciones por el medio, sin abrir a las puntas. Parecía una terquedad frente a la muralla de camisetas vinotinto, aunque por esa vía llegó a la red.

El menú de buenas compañías para Messi no se agota. Falta que se reactiven como titulares Exquiel Palacios (Bayer Leverkusen, Alemania) y Paulo Dybala (Juventus, Italia).

Argentina tiene paciencia aunque abusa del ataque frontal. "Es evidente que tenemos que mejorar", reconoce Scaloni.

- Prueba de fuego -

"Tener la leyenda de campeón en el pecho es algo importante, pero no hay que dormirse en los laureles", dice el entrenador sobre la conquista albiceleste en la Copa América ante Brasil tras 28 años de frustraciones.

Una prueba de fuego le espera ahora en el clásico con Brasil el domingo en Sao Paulo, revancha de hecho de la final sudamericana ganada 1-0 por la Albiceleste en julio pasado con un hermoso gol de Di María.

Son relativas las ausencias en la Canarinha. Suma puntaje ideal de 21 puntos, escoltada a seis por Argentina, y puede formar dos o tres selecciones de alto nivel. Es la medida para saber dónde está realmente la escuadra de Scaloni.

El DT lo sabe mejor que nadie: "Contra Brasil será algo totalmente diferente".

Si el liberado Messi y compañía salen a salvo del examen en Sao Paulo, podrían extender la fiesta hasta el jueves 9 en el Monumental, contra Bolivia, por primera vez con unos 25.000 hinchas en un año y medio de pandemia.