Lejos de temblar tras el revés infligido el jueves a la UEFA por la justicia europea, el fútbol continental mostró su unidad frente al resurgir de un proyecto de torneo privado, dos años después de la tormenta de la Superliga.

"No vamos a tratar de detenerlos, pueden organizar lo que quieran. Espero que empiecen su magnifica competición con dos clubes", comentó el patrón de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, sarcástico y relajado, durante una videoconferencia.

El dirigente ironizaba sobre las dudas alrededor del anuncio de la organización A22 que promete un torneo "de 64 clubes" en categoría masculina y de 32 en el fútbol femenino, en una fecha aún no determinada, mientras que tan solo Real Madrid y FC Barcelona formarían por ahora parte del proyecto.

Pero es llamativo el contraste con el rostro pálido del propio Ceferin en abril de 2021, cuando atacó a las "serpientes" y a los "doce malditos" que amenazaban con hacer implosionar el fútbol europeo, con una ofensiva de un considerable potencial comercial.

Doce grandes clubes, con varios trofeos europeos en muchas de sus vitrinas, lanzaron un proyecto de competición privada a media noche, la víspera del anuncio de la nueva fórmula de la Liga de Campeones, su competencia principal.

Crisis de confianza

Peor todavía fue el hecho de que entre ellos se encontrase la Juventus de Turín, presidida entonces por el italiano Andrea Agnelli, quien dirigía también la poderosa Asociación de Clubes Europeos (ECA por sus siglas en inglés) y que había alabado la nueva Liga de Campeones en distintas ocasiones, antes de traicionarla entre bastidores.

Las discusiones secretas entre estos clubes hundieron al deporte rey en una crisis de confianza. ¿De quién fiarse? Incluso la FIFA, que parecía apoyar a la UEFA, era sospechosa de animar a los rebeldes bajo la mesa.

La protesta general y la movilización de los aficionados, que conllevó a la implicación también de varios dirigentes políticos, empujó a nueve de los doce clubes fundadores a tirar la toalla, haciendo naufragar la aventura en menos de 48 horas.

Pero la UEFA aprendió la lección y desde hace dos años y medio ha reforzado los vínculos del fútbol europeo, para mostrar el jueves una imagen de unidad entre los representantes de los clubes, ligas, aficionados y jugadores.

"No entiendo todo ese ruido, para ser sincero", señaló durante la misma videoconferencia Nasser Al-Khelaifi, patrón del París SG y que llegó a la cabeza de la ECA tras la crisis de la Superliga, en la que se posicionó del lado de la UEFA.

"Los zombis están de regreso"

Para el catarí, "todos los actores del fútbol europeo están juntos", vinculados "no por un contrato legal sino por un contrato social". "Saldremos más fuertes y mejores, como siempre", prometió, minimizando la amenaza representada por A22.

El presidente de la Liga española, Javier Tebas, mantuvo el mismo discurso, enfrentándose desde primera hora del jueves a los planes del Real Madrid y del FC Barcelona, y los representantes de la asociación European Leagues, del sindicato de jugadores FIFPro Europe y de los aficionados.

"Formamos parte de un sistema, en el fútbol europeo, que está lejos de ser perfecto, pero que obedece ciertas reglas", recordó así Ronan Evain, director ejecutivo de Football Supporters Europe (FSE).

Para él, la propuesta de A22 es "el nuevo envoltorio de una idea terrible". "Esperábamos que este circo estuviera ya superado, que esta idea había llegado a su fin, pero los zombis están de regreso y el circo comienza de nuevo", lamentó, atribuyendo los proyectos de secesión a la mala gestión financiera del Real Madrid y del Barça.

Hace un año ya, en noviembre de 2022, la UEFA organizó una muestra de rechazo similar: cuando A22, recién creada, quiso visitar la sede de la organización en Nyon (Suiza), la sociedad se encontró frente a una coalición de emisarios de la ECA, de los cinco grandes campeonatos, de FIFPro y de FSE, que insistieron en su compromiso "con los fundamentos" del fútbol europeo.