Antes del partido más importante de su naciente carrera, Luciano Rodríguez veía desde la tribuna cómo sus compañeros hacían historia con la amargura de no poder acompañarlos. Su redención tardó en llegar hasta este domingo, cuando dio a Uruguay su primer Mundial Sub-20.

El goleador estaba encerrado en una jaula y ante Italia salió del cautiverio como una fiera hambrienta. Olió la sangre, saltó como un tigre por su presa y con un remate de cabeza en su hábitat, el área, sentenció el partido (1-0) que le dio a Uruguay un nuevo título internacional después de aquel de la celebrada Copa América-2011 de la selección absoluta.

Fue el único tanto de una noche 100% charrúa y helada en el estadio Diego Armando Maradona en La Plata, Argentina, repleto de fanáticos de la Celeste que rugían con su primer campeonato del mundo desde 1950, aquel del recordado 'Maracanazo' ante Brasil en Río de Janeiro.  

Las últimas semanas de Rodríguez estuvieron llenas de agitación. Una tarjeta roja en los octavos de final había privado al delantero del Liverpool de Montevideo, de 19 años, de jugar los cuartos ante Estados Unidos y la semifinal ante Israel. 

En pocos fatídicos segundos, ante Gambia, intentaba despegarse de un defensa rival y terminó pegándole con el codo. La Celeste reclamó la expulsión como injusta hasta último momento, pero la FIFA no cedió. 

El técnico Marcelo Broli, que conoce de primera mano su apetito insaciable, confió en él y lo alineó como titular ante Italia. Rodríguez respondió a su guía y a todo un país que enloqueció el domingo.

 

Ver a las leyendas

Rodríguez empezó a escribir su nombre en letras doradas en 2023. Entre enero y febrero fue la figura del equipo uruguayo que salió subcampeón del Campeonato Sudamericano en Colombia.

Entonces empezó como un actor secundario por detrás de Álvaro Rodríguez, el delantero del Real Madrid, pero abrió su propio camino a fuerza de goles. 

"El Toro" no fue prestado por los merengues para el Mundial de Argentina y toda la presión recayó sobre "Lucho" o "La Perla", como lo apodan. 

El peso de una nación pequeña en número de habitantes (3,5 millones) pero inmensa en historia futbolística le costó. 

En el Mundial no había marcado ningún gol hasta el de la final, era blanco de críticas en redes sociales, sobre todo en el momento de la expulsión, y ante su ausencia en la fase definitiva del torneo su reemplazante Anderson Duarte se convirtió en la estrella. 

En la final, Rodríguez respetó el lugar que Duarte se ganó y sirvió como su acompañante hasta el momento en el que Broli lo reemplazó. De ahí en adelante fue el Rodríguez de siempre, un líder y aniqulador de cara al arco. 

Ahora empacará las valijas, será recibido en Montevideo como una leyenda y luego se unirá a la selección mayor de Marcelo Bielsa, el entrenador amante de los jóvenes que ya se fijó en su talento. 

En esta convocatoria no compartirá con Luis Suárez y Édinson Cavani, a quienes el "Loco" dará descanso para las fechas de partidos amistosos, pero cuando se los encuentre podrá mirarlos a la ojos: a diferencia de ellos, ya le dio a Uruguay un Mundial.