En clima de Copa del Mundo, los aficionados que se reunieron en Estados Unidos para ver a su selección jugar contra Irán este martes se concentraron en el fútbol, a pesar de las tensiones geopolíticas que rondaban el enfrentamiento entre las dos selecciones.

Los futboleros llenaron un restaurante en la "Terangeles" de Los Ángeles, barrio que ganó el apodo debido a su alta concentración de iraníes e iraníes-estadounidenses, y montaron la fiesta mientras veían el juego de fútbol que transcurría al otro lado del mundo.

Periódicamente la fanaticada entonaba el clásico "iu-es-ei/iu-es-ei"(fonética en inglés para USA) enmarcando los mejores momentos del partido en Doha en el que los estadounidenses derrotaron a los iraníes  (1-0) y cortaron boleto para los octavos de final del Mundial.

Para algunos iraníes-estadounidenses, cualquier resultado era bueno. 

"Los apoyo a los dos", dijo una mujer que se identificó como Shirin.

La selección iraní ha estado bajo escrutinio intenso en Catar, con sus jugadores bajo la lupa en busca de señales de que apoyan, o no, las masivas protestas contra el gobierno en su país, desatadas por la muerte de la joven de 22 años Mahsa Amini el 16 de septiembre, cuando estaba bajo custodia de la policía de la moral.

Los jugadores decidieron no cantar su himno nacional antes del partido contra Inglaterra, que perdieron 6-2, gesto que fue interpretado por los protestantes en casa como una señal de apoyo. Sin embargo, antes de derrotar a Gales 2-0 sí entonaron su canción patria. 

En Los Ángeles, algunos iraníes levantaron su dedo del medio al ver en la televisión a los jugadores cantar este martes el himno nacional. 

Pero otros se mantuvieron más reservados. 

"Considerando la situación en Irán, me siento dividido, por lo el resultado me da igual", dijo el joven iraní-estaodunidense Aubteen Maroufi.

En un bar en Washington, Mike, un iraní-estadounidense, dijo que sentía "emociones encontradas" sobre el partido, pero que le iba a Estados Unidos. 

"No quiero darle otra alegría al gobierno iraní", dijo. "Mi corazón es con el pueblo, no con el gobierno".

Darius, un estudiante iraní-estadounidense de 23 años, dijo que los jugadores de Irán estaban en una situación difícil. 

"Con todo lo que está ocurriendo en el país, ellos no juegan apenas por ellos o por el equipo", dijo a la AFP. "Ellos juegan por el pueblo iraní".

Fútbol y política, prohibido mezclar

La hinchada estadounidense en Los Ángeles que disfrutó la victoria al ritmo de "Born in the USA", de Bruce Springsteen, dijo que no hay que mezclar fútbol con política. 

"No creo que apoyar a los jugadores iraníes signifique que apoyas al régimen. Son dos cosas diferentes", dijo Max Spear. 

"Sé que algunas personas usaron el partido para apoyar a la revolución al abuchear el himno nacional, pero no creo que esto fuese un juego de occidente contra este".

Hubo sí un poco de animosidad con un grupo de jóvenes que, vestidos con la camiseta iraní, gesticulaban contra los jugadores estadounidenses cuando aparecían en pantalla, pero no era posible saber si esto era por las tensiones diplomáticas o apenas por la pasión futbolera.

"Jugamos con ímpetu", dijo uno de los hombres besando su camiseta.

Una de las varias mujeres iraní-estadounidense no titubeó en declararse una fan de Estados Unidos. 

"He vivido por tanto tiempo aquí, ¡30 años!", dijo Rachel. 

Concentrándose en el gramado, la mujer evitó hablar sobre política, o sobre algún potencial significado de su país adoptivo enfrentando a un rival diplomático. 

"Es complicado, no quiero responder eso", dijo.