Con dos goles en contra a remontar, la Real Sociedad apuesta por su fenómeno japonés Takefusa Kubo, que en dos años ha pasado de joven promesa a uno de los mejores jugadores de la Liga, para intentar dar la sorpresa el martes frente al PSG.

Este zurdo de 22 años, apodado un poco precipitadamente el 'Messi japonés' por su buen pie izquierdo y su tendencia a entrar al interior, volverá a ser una de las grandes bazas de los vascos, que quieren seguir soñando con la Champions, pese a sus cinco derrotas en sus últimos seis encuentros.

Técnicamente muy dotado, Take se ha ganado a la afición de la Real a la que está ofreciendo una buena temporada con 7 goles y 4 asistencias.

El delantero japonés fichó por la Real Sociedad, a la que ahora considera "su casa", en 2022 y rápidamente se consagró como titular, en una plantilla compuesta mayoritariamente por jugadores vascos.

"La Real me ayudó a reivindicarme como futbolista, me ayudó a volver a subirme al tren que lleva el éxito", dijo a un diario local.

En cada partido, en casa y fuera, los aficionados japoneses, algunos de los cuales han viajado miles de kilómetros, vienen a presenciar las hazañas de Kubo, líder de una nueva y prometedora generación japonesa junto a Mitoma (Brighton) o Endo (Liverpool).

- Niño en el Barça, adolescente al Real Madrid - 

La aventura española del oriundo de Kawasaki, en el extrarradio de Tokio, considerado desde muy joven como una gran esperanza del fútbol asiático, comenzó en 2011 en... Barcelona. 

Take tenía entonces 10 años y soñaba con seguir los pasos de su ídolo Lionel Messi, pero su carrera en La Masía acabó repentinamente en 2015, cuando el club azulgrana se vio obligado a enviarle de regreso a su país por una sanción por irregularidades en los traspasos de jugadores menores.

El joven extremo derecho jugó unos años en el FC Tokio, pero sin que los ojeadores españoles le perdieran de vista, antes de fichar con 18 años por el Real Madrid.

No jugó ningún partido oficial de blanco y se fue cedido a Mallorca, Villarreal, Getafe y luego nuevamente al Mallorca, hasta aterrizar en San Sebastián en 2022. 

"Mallorca fue un equipo especial para mí, fue donde mi nombre empezó a darse a conocer en LaLiga", recuerda Kubo, cuyas actuaciones atraen ahora a los grandes clubes europeos, según la prensa española. 

El fútbol como un baile

 

Un exjugador tuvo un papel decisivo en la carrera del internacional japonés: Tetsuo Nakanishi, entrenado por Arsène Wenger en Nagoya en los años 90. 

"Es uno de los jugadores más inteligentes que he visto, tiene la capacidad como mi antiguo compañero (de Nagoya) Dragan Stojkovic de engañar a un portero con una simple mirada", dice a AFP Nakanishi, que sigue Kubo desde que tenía 11 años, especialmente por correspondencia enviándole informes después de todos sus partidos.

Con Nakanishi, Kubo, de 1,73 m y 64 kg, trabajó durante mucho tiempo su punto débil (su pie derecho): "Apoyos más largos, control en carrera, ejercicios de fuerza para un mejor golpeo", desgrana el entrenador a AFP.

Pero, según él, es sobre todo un trabajo de bailarín de ballet respecto a su postura ("la posición del cuello y la cabeza"), la dinámica del pie ("la flexibilidad del tobillo y la tonificación del arco plantar") lo que ha hecho de él un jugador total.

Tácticamente, Nakanishi le hizo trabajar muy joven "la captación de información a 360º", cuando tenía tendencia a refugiarse a lo largo de las bandas.

Tanto trabajo permite a Kubo brillar ahora en San Sebastián tanto de extremo derecho como de segundo delantero.

En el partido de vuelta contra el PSG, "puede hacer daño", advierte Tetsuo Nakanishi.